Cómo un videojuego cambió mi vida

Cómo un videojuego cambió mi vida

Hace ya varios años, mi primo me enseñó un curioso juego de cubos en su celular. No sabía cómo se llamaba ni de qué iba, solo recuerdo que tenía una casa bajo tierra y me decía que unos cactus que había eran peligrosísimos…

(Esos cactus… eran creepers.)

Poco después lo busqué en Internet. Ese extraño juego de cubitos tenía algo que me intrigaba. Un día, entre tantos videos, encontré uno en inglés sobre «Los Juegos del Hambre». Fue el primer video que vi, y gracias a él descubrí el nombre del juego: Minecraft...
¿Sabía qué significaba? Ni idea, ¡jajaja!
Pero me encantó.

Sabía que mi primo lo tenía en su celular, así que quise instalarlo. ¿Y qué pasó?
Mi Tamagotchi… no era compatible.

Aquí les dejo una imagen del tamagochi


Desilusionado, me fui a casa. Bueno… a casa de mi hermana, porque en ese entonces yo no tenía Internet. Me desvelaba ahí en las madrugadas viendo videos. Tal vez conozcan a este creador: Vegetta777.
Yo me dormía a las 3 a.m. viendo su serie Planeta Vegetta.

Un día, desesperado por querer jugar, salí de casa. Había visto un ciber con un letrero que decía: “Se instalan juegos”. Fui y le dije al señor:
—Quiero que me descargue un juego.
—Claro, ¿cuál?
Minecraft

El señor buscó, encontró un tutorial y me grabó todo en un disco.
Llegué corriendo a casa esperando que funcionara (porque, honestamente, mi suerte no siempre es la mejor). Encendí la compu, inserté el disco, copié la carpeta mítica de Minecraft Java, la carpeta .minecraft en el directorio %appdata%, abrí el ejecutable y… ¡vualá!
El inicio de Minecraft… versión 1.2.5. Una de las más hermosas que pude jugar.

Era 31 de diciembre de 2011.
Creé un mundo y…
No sabía picar. ¡Jajaja!

Yo picaba y picaba la madera y no pasaba nada. (le daba varios clicks al mouse)
Ese día no logré nada en survival, pero en creativo sí. Esa fue mi primera construcción… o lo que recuerdo de ella.

Después aprendí que había que dejar el clic presionado.
Gracias a los videos, aprendí lo básico. Lo más importante: ¡los diamantes!

Recuerdo el mundo al que más horas le dediqué en ese entonces:
Una casa de cobblestone junto a una jungla, luego una casa en un árbol, luego una casa de madera… que obviamente se incendió cuando quise hacer una chimenea (jajaja).

Tuve un golem, un lobo amigo, y sus tumbas…
Mi golem murió por un zombi, y mi lobo por un creeper.

Un día, en la secundaria, le conté a un amigo sobre el juego. Le presté mi disco, lo instaló y después me enseñó su mundo. ¡Y qué sorpresa!
Tenía tolvas, comparadores, el menú de creativo era distinto…
¡Había actualizado a la 1.5.2!

Corrí a casa, conecté mi compu (porque ya tenía Internet), y actualicé. ¡Minecraft era otra cosa!

Y así descubrí una triste verdad…
Mi Minecraft era pirata.

Resulta que había que comprarlo.
Yo solo había pagado $20 por el disco en el ciber.
Pero seguí jugando en servidores no premium.

Gracias a Minecraft empecé a ver contenido en YouTube. Gracias a eso, quise hacer mis propios videos.
Y gracias a eso empecé a aprender edición de video, Photoshop, Illustrator, After Effects…

Gracias a ese juego de cubos, estudié mi carrera en diseño.

Porque si algo me enseñó Minecraft es que la creatividad no tiene límites.

Hoy voy a ver la película.

Hace años vi un tráiler falso que me emocionó muchísimo, y esperaba con ansias que saliera la película. Nunca llegó.
Hasta ahora.
..

No me importa si la película es buena o mala.
Porque no soy yo quien va a verla.
Es ese niño de 11 años, lleno de sueños, el que va a verla.
Y sé que ese niño estaría orgulloso.

Gracias, Poncho del 2011.
Gracias, Minecraft, por cambiar mi vida.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *